Дата выхода: | январь 2019 |
Размер файла: | 648 Кб |
Un rayo de sol se burl y se desliz a travs de los pisos grises de varias plantas y se precipit en la ventana del quinto piso del Sr. Pensatore e ilumin la oficina del abogado. Despus de unos momentos el rayo, despus de haber calentado la oficina y el agua en la pecera de la mesita frente a la ventana, sali en busca de otras ventanas. Antes de que otro rayo de sol llegara a la oficina, se escuch un juego de llaves que abran la puerta de la oficina vaca y el abogado entr en la habitacin, cerrando la puerta detrs de l. Fue a encender la luz pero antes de apretar el botn mir a la ventana y se dio cuenta de que no necesitaba ms luz de la que entraba por la ventana. – Bueno, pececitos, parece que es hora de una visita! dijo el abogado y fue a abrir la puerta. – Esperemos que este cliente no sea acusado de pesca ilegal y acabe aterrorizando a los bebs con sus historias! le susurr Bravado a Artles. – “No seas tan pesimista! Y de todos modos, nuestros hijos son demasiado jvenes para entender a los humanos”. Todos los peces miraron hacia la puerta, preguntndose curiosamente quin aparecera. – “Hola! Bueno, buenas tardes, supongo…” dijo una voz aguda que vena de una mujer delgada con falda gris y chaqueta negra de pie en la puerta. – Hola…”! dijo el Sr. Pensatore incmodo al darse cuenta de que la mujer todava llevaba gafas de sol y le temblaba la barbilla mientras contena las lgrimas. – ”Podra molestarle con el asunto de mi divorcio?” – Oh…! – dijo el abogado todava distrado por las gafas de sol -, por supuesto, por favor, pase a mi oficina. Cuando entr en la oficina, el Sr. Pensatore cerr la puerta tras ella. – Mi nombre es Ticker Lont y soy diseadora. Mi marido decidi dejarme, as que me preguntaba si podras encargarte de mi divorcio. – Entiendo. Por favor, sintese. El abogado hizo un gesto hacia el silln que estaba ms alejado de la pecera, pero ella lo ignor y se sent donde l estaba sentado antes. Como no poda sentarse junto a su precioso pececito, se sent en su escritorio. Se acerc a una caja para buscar un trozo de papel libre, y tom su pluma para anotar cualquier informacin importante sobre el caso de la mujer. – Entonces, Sra. Lont, dijo que era diseadora? pregunt el seor Pensatore mientras intentaba mirar en secreto la pecera para ver si haba eclosionado el ltimo huevo. – S, diseo marionetas de circo. Tengo un taller en el pueblo donde crec, no lejos de aqu. Planeo volver all cuando terminemos. Ver, Sr. Pensatore, slo vine a la ciudad por mi marido, pero ahora que me ha dejado no tengo motivos para quedarme. Debera entender que… Hizo una pausa: ”Qu?\'\'. La Sra. Lont haba sorprendido al abogado, que miraba a la pecera y tambin mir automticamente. – Oh… Qu pecera tan bonita… Y qu peces tan hermosos! dijo la Sra. Lont mientras se quitaba las gafas de sol. Acabas de convertirte en padre! – Lamento estar distrado… Estos peces han sido mi compaa durante tres aos y hoy es un da increble para ellos”. – Oh no, por favor, no se disculpe. Debera disculparme con los peces por no haberlos notado cuando entr. Son tan impresionantes que no merecen ser ignorados por nadie! ”He estado tan triste desde que mi marido me dej que no me doy cuenta de mucho a mi alrededor”. La Sra. Lont mir al abogado y l frunci el ceo al ver sus ojos rojos y llorosos. – ”Tiene peces, Sra. Lont?” Le pidi que se olvidara del divorcio. – S! En el pueblo tengo un pequeo lago cerca de mi casa y mientras viva all sola pescar en el mar y llevarlos al lago. Pero en algn momento el lago se llen tanto que tuve que dejar de traer nuevos peces porque no tuve tiempo de alimentarlos a todos! En la pecera… – Mira Bravado, una sonrisa ha enjugado las lgrimas de la dama. ”Debe haber amado mucho a sus peces!” dijo Artles mirando a la Sra. Lont. – Tal vez si ella hubiera amado a su esposo como ella amaba a sus peces, l no la habra dejado”, dijo Bravado, orgulloso de pensar en un comentario tan inteligente. No olvides que algunos peces… Quiero decir… Los humanos… Son egostas! Artles se haba apresurado a regaarlo, pero ella haba confundido sus palabras, por lo que su comentario qued sin respuesta. En la oficina… – As que dgame, cmo termin diseando marionetas? pregunt el Sr. Pensatore: ”Dudo que haya conocido antes a un diseador de marionetas”.