Дата выхода: | декабрь 2013 |
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El espritu, el carcter, la vida, la obra y el mtodo de pintar de Rembrandt son un completo misterio. Lo que podemos adivinar de su naturaleza esencial proviene de sus pinturas y de incidentes triviales o trgicos de su infortunada existencia; su inclinacin por la vida ostentosa lo oblig a declararse en bancarrota. Sus desgracias no son del todo comprensibles y su obra refleja ideas perturbadoras e impulsos contradictorios que emergen de las profundidades de su ser, como la luz y las sombras en sus cuadros. A pesar de todo, tal vez nada en la historia del arte causa una impresin ms profunda de unidad que sus pinturas, compuestas de elementos tan distintos y llenos de significados complejos. El espectador siente que el intelecto de Rembrandt, esa mente genial, grandiosa, osada y libre de toda servidumbre que lo guiaba a travs de las ms elevadas reflexiones y los ms sublimes ensueos, se deriva de la misma fuente que sus emociones. De ah el trgico elemento que plasm en todo lo que pintaba, sin importar el tema; en su obra coexiste la desigualdad con lo sublime, algo que puede parecer la consecuencia inevitable de una existencia tan tumultuosa. Pareciera como si aquella personalidad singular, extraa, atractiva y casi enigmtica hubiera sido lenta para desarrollarse, o al menos para alcanzar su completa expansin. Rembrandt demostr talento y una visin original del mundo a muy temprana edad, como lo prueban sus grabados de la juventud y sus primeros autorretratos realizados alrededor de 1630. Sin embargo, en la pintura no encontr de inmediato el mtodo necesario para expresar las cosas, todava incomprensibles, que deseaba expresar; le faltaba ese mtodo audaz, completo y personal que admiramos en las obras maestras de su madurez y ancianidad. A pesar de su sutileza, en su poca se le juzg brutal, lo que ciertamente contribuy a alejar a su pblico. A pesar de ello, desde sus inicios y una vez logrado el xito, la iluminacin fue parte importante de su concepcin de la pintura y la convirti en el principal instrumento de sus investigaciones de los misterios de la vida interior. Ya le haba revelado la poesa de la fisonoma humana cuando pint El filsofo meditando o La Sagrada Familia, tan maravillosamente absorta en su modesta intimidad, o, por ejemplo, en El ngel Rafael dejando a Tobas. Muy pronto aquello no fue suficiente. La guardia nocturna marca de inmediato la apoteosis de su reputacin. Tena una curiosidad universal y viva, meditaba, soaba y pintaba replegado en s mismo. De los grandes venecianos tom prestados sus temas, convirtindolos en un arte que brotaba de una vida interior de emociones profundas. Los temas mitolgicos y religiosos los trat de la misma manera que sus retratos. Todo lo que tomaba de la realidad y hasta de las obras de otros lo transmutaba al instante en parte de su propia sustancia.